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Rincón poético

En esta sección encontrarás un espacio para publicar tus poemas y compartir el bello lenguaje que nace desde el interior de cada uno en forma de palabras...

Los docentes se han caracterizado por explorar los diferentes estilos literarios, y han escrito infinidad de poemas que han engrosado los renglones de la poesía. Es por esto, que te hacemos una invitación, a ti maestra, a ti maestro, para que nos envíes tu poema, por más sencillo que sea (recordemos que lo sencillo es lo sublime y lo bello...), para lograr juntos rescatar esa presencia que antaño el docente tenía en el mundo de las letras.

Para iniciar con esta sección publicamos dos poemas de la Profra. Josefa Isabel Rojas que recientemente fue homenajeada por su trayectoria en la creación literaria en la Cd. de Hermosillo por las autoridades estatales, es un honor iniciar así con esta sección.
¡¡¡¡¡Iniciamos!!!!!

Poema para un gato muerto

Estaba muerto
el gato
(era color blanco con manchas grises
o negras
tal vez lo gris era cemento
lo negro sólo sangre seca
y lo que vi blanco pudiera ser la muerte)



no tenía un color el gato

pero estaba

muerto



le brotaba una mueca
de ternura y de miedo
una máscara sucia de fiereza
con una dentadura
que parecía el esqueleto
de un insecto muy flaco
que muriera sonriente después
del apareamiento

estaba tirado el gato
recibiendo indolente
el sol de mediodía
en plena mediacalle
metiéndole el pie a cualquier ojo
tuerto
haciendo con las cuencas podridas
guiños grotescos

se defiende ese gato
y está muerto
sacándole la lengua maloliente
a los que pasan sin ningún muerto
a cuestas
que en la mirada les duela
cuando voltean por descuido
y ven
sólo un pobre gato
descolorido
golpeado
y para colmo:
muerto


Profra. Josefa Isabel Rojas




 Puerta de entrada

 Mariposas ciegas
tocan con sus alas rotas
a mi puerta

Abro las ventanas para que entren
y tomen un café conmigo
que estoy sola
y hace viento

pero ellas se empecinan
en seguir con su diatriba táctil
a mi puerta

Llamo al perro
para que las corra a dentelladas
y no viene
parece ser que por ciertas caninas razones
él también prefiere la entrada por la puerta

El gato sí querría seguro
espantarlas con maullidos
y en caso de suicida terquedad
deshacerlas con sus uñas rojas

Pienso

Y a fin de cuentas no lo llamo
porque me molesta el polvo
de las mariposas muertas
que sella mi puerta

Entro y salgo por ventanas
chimena, tubos de ventilación
mangueras...

Pero ya nunca por la puerta

Las mariposas ciegas no lo entienden
y siguen tocando con sus alas rotas
a mi puerta.

Profra. Josefa Isabel Rojas







La nieve y el árbol.
El verano se despidió lentamente
Sin prisa ni contratiempo, miles de hojas, cayendo en aquella laguna, tan transparente
A pesar del cansado sol, altas y firmes piedras, 
deteniendo columnas de diferentes posiciones,
para el acomodo de tan amplia trinchera, de aquel viejo camino
camino de hojas secas
y arboles silenciando a la hiedra 
por la llegada de tan diminutas, suaves y sordas
partículas de nieve, como un susurro cayendo sobre la laguna.

Nieve blanca, opaca, brillosa finita y congelante,
adornando y arropando el árbol que me deleita,
con su aroma y manto fresco en el crudo verano.

Cerca de allí el leñador con su hacha, cortando
el tronco grisáceo, sin tomar en cuenta los anchos y
angostos vástagos
-Dice el leñador: "Este invierno congela hasta los huesos…"

El invierno y la nieve se fueron, llegó la primavera, y
Aquel árbol mutilado, espera ese resplandor de sol para continuar su vida.

Anahlii Ramos Burgos.




Y…..dime tú



Y…..dime tú….ahora que estás realizado… 

¿por qué no volviste?¿Ya me has olvidado?
Recuerdo cuanto hablamos, eran tantas preguntas, fueron muchos los
dardos que repletos de dudas me dejaste clavados,
en sueños te veo feliz,
despierto y te busco a mi lado,
Encuentro recuerdos,
tu aroma, fotos y tu silueta en mi colchón,
ellos son mis compañeros que le dan vida a mis días….
Y tú… ¿en donde encontraste vida? …
estás bien, lo se, ayer te sentí en el aire fresco que pasó rozando mi nariz,
te supe muy cerca por el escalofrío que provocaste en mi,
Luego esa nube que paso veloz supongo corría tras de ti,
Yo que antes tuve las respuestas…
quedé dueña absoluta de infinidad de preguntas
Dime… ¿y nuestro amor qué?... ¿a dónde te lo llevaste? Me dejaste doblemente sola,
Ahora no se si apurarme a ir donde tú…o
Morirme aquí donde estoy,
¿Cuántas veces morimos?...matando… ¡la más mínima intención!!
¿Cuántas veces hemos muerto?... De alegría, de tristeza o de dolor
Pero… ¿por qué tú? Que a más de morirte me dejaste libre
Sin saber qué hacer, ¿por qué no te llevaste mis ansias?...
¿Y esta loca necesidad de ti?....


¿Por qué si me mataste moriste solo sin mí?

Porque no te moriste con todo y tus recuerdos…amor.


María Felicitas Vera Vásquez.





Mi nombre...


Era una tarde de esas frescas
Con olor a muy temprano... lloviznaba;
Mi creador escuchaba a mi madre
... cuando llorando de felicidad les sorprendí yo.


La dicha y la felicidad… abrieron las puertas de mi casa
Un padre, un hermano, cuatro abuelos, quince tíos…
Vecinos, amigos... ¿Qué se yo?
Son tu familia: sonriendo dijo y allí nos dejó.


Mi madre dijo, la llamaremos María Felicitas
En honor de sus dos segundas madres.
Lista para la vida lucía ya más completa
Cuerpo, salud, nombre y familia, que más pidiera?


Conocí la dicha de primera hija, viví el placer de ser tan esperada
Y aunque ya no están conmigo, quienes sus nombres me heredaran
Igual las sigo firmando y aquí las llevo conmigo
Siguen dándole vida a mi alma.


María Felicitas Vera Vásquez.



¿Qué sería...

¿Que sería un error sin memoria?
¿Una memoria sin recuerdos?
¿Recuerdos sin sentimientos?

La lluvia, una vez más,
Me mojó el pensamiento con los ayeres
De una vida virgen, inocente, tierna.
Con la piel de durazno y los labios carnosos.
De palabras torpes y miradas diáfanas.
Así como las manos suevas, sin oficio.
¡Ah, recuerdo la niñez!

Los tantos juegos aprendidos
y uno que otro improvisado.
El correr para no traer “la roña”
O para no ser “encantado”.
Gritar sin miedo a ser callado,
Reír por el placer de vivir.
¡Ah, recuerdo la niñez!

Brincar sobre los charcos de agua helada
Y cubrir las manos con capas de lodo.
De ese lodo de tierra casi naranja.
¡Ah, recuerdo la niñez!

Correr,
Caer,
Ver que tus rodillas sangran,
Pero levantase para seguir corriendo.
Para seguir siendo libre. Feliz.
¡Ah, como recuerdo mi niñez!
Porque si algo tuve,
Y en abundancia, fue;
lodo, sonrisas e infancia.

Shite Torres Figueroa


En el recuerdo.

Pasaban los días y no podía encontrarlo otra vez. 
No había olvidado sus ojos (juro que no he olvidado sus ojos) 
ni esa sonrisita, como apretada, que algunas veces me hizo soñar. 
Suspiraba constantemente al pensarlo. 
Cada vez que pude se lo confesé…
cómo guardar todo eso sólo para mí.

Y andaba yo en el coche, en las calles, enfrentando la vida diaria, 
lo de siempre, lo que seguía, lo que venía. 
No podía encontrarlo en ninguna otra mirada, 
en ninguna avenida, 
ni en los amigos 
ni en nuevos rostros, 
ni por su ciudad 
ni por la mía. 

Se fue en la tarde. 

Se fue en la tarde.

Aunque después, muy por la noche lo volví a ver, 
esta vez no deseché la oportunidad 
y caminé de su mano, 
por una calle sólo parecida a algunas. 
Un largo caminar y bien fuerte que nos apretábamos la mano, 
un suspiroso abrazo 
y creo que casi un esperado beso en los labios. 

Sonreía yo. 

No nos soltábamos 

(no vaya a ser sólo un sueño).

Pasan los días, y no puedo encontrarlo otra vez.


Carolina Lara Mungarro




Si ya no importa

Si ya no te importa, deja de joder
Déjale en claro que te vale madre su vida
¿Por qué vas a cantarle las mañanitas?
¿Qué chingados te importa su salud?
En vez de comprarle algo… ¿Por qué no te compras un perro?
Recuerda que ya no te importa
¡DEJA DE JODER!
¡Si necesita algo… tú no se lo prestes!
Si vas al funeral de sus padres, solo presenta tus respetos
¡Un arreglo de rosas y lárgate!
¡Deja de tomarle fotografías, imbécil!
No vayas de paseo con ella
No busques estar solo con ella
¡Ella no existe!
No preguntes… solo vete
Ella no necesita tu opinión para vestirse, no se la des
Ya no te importa, ¡que te quede bien claro!
No la invites al cine
No la lleves a ver una tonta película de vampiros fluorescentes
¡Contigo NADA!
Si te dan una golpiza
No vayas a que te lama las heridas, para eso hay veterinarios
Si ya no te importa
Olvídate de que alguna vez nació
Te ahorrarás mucha plata en regalos estúpidos
Si ya no te importa
¿Por qué demonios vas a tocar a su puerta?
¡¿A pedir una tacita de azúcar?!
Las mejores medicinas son las amargas, ¡idiota!
Mejor vuélvete una analfabeta, o mejor una analfabestia
¡No le escribas!
Si ya no te importa
¡Déjaselo bastante claro!
No derrames lágrimas de cocodrilo
Las rosas se morirán
Al igual que lo que hubo entre ustedes
Orquídeas, rosas, tulipanes
¡Todo se marchita!
Deberías dejar que pase lo mismo con tu recuerdo
Ella no necesita animales
Contigo tuvo suficiente
Cuídate del horario
Las horas de la noche
Donde la pasión se puede palpar con la mirada
¡Evítalas!
Déjala dormir en domingos
Tuvo una semana muy cansada
Para lidear contigo
Si ya no te importa
Ve a pasear a tu perro
Bebe un par de tragos con tus amigos
¡No le des razones para creer que te importa!
Que nunca te vean merodeando por su casa
Que nunca te vean en su vecindario
Olvídate de lo que fue
Olvídate de lo que pudo haber sido
Ni un futuro, ni el de ella están escritos en piedra
¡Pero si su pasado juntos!
Largate de este maldito lugar
Donde no puedas verla ni por error
¡Lárgate y no voltees atrás!


Luis Francisco Quiroga


Verde sopor
(16 de Abril de 2013)

El olor a tierra mojada me evoca a tí.
Quieta, tranquila, en paz.
Tus mechones cayendo por la frente...
Tras de tí, un fondo vivo, transparente.

El vaivén de las hojas de los álamos
me recuerdan el momento trágico
en que tendremos que salir de ahí,
con huellas en las ropas,
manchones clorofílicos de una lucha pasional.

El pelo embarañado.
Los zapatos terregosos
y los tréboles pegados
cerca del corazón.

El alma palpitante
corre tras la hierba.
Oscura, fresca, serena.
Voltea sólo para ver

a los dos amantes
que rendidos ríen
sobre el maizal.

Edgar Fabián Romo Santacruz


Falacias...
Cuando era niño era un preocupón de a de veras,
me importaban las finanzas y el curso de las guerras.
Cuidaba a los pajaritos y nunca le tiraba piedras,
odiaba el beisbol, las canicas y jugar en la tierra.

Llegaba temprano a casa y mi mamá nos esperaba
con los brazos abiertos, y en sus pies las chanclas.
Con los pocos amigos no salíamos a la calle,
las bicicletas guardadas, no había quien las hallare.

Me disgustaba la milpa, el aire fresco y el río,
el pelo de la vecina y su chal para el frío.
Odiaba correr descalzo en el arroyo junto al perro,
y entrecerrar los ojos al ver el sol tras el cerro.

Edgar Fabián Romo Santacruz


Hay un día

“Como blanca tempestad de arena”.
 Se mira a lo lejos aquello que jamás debió irse
 Pero que sin más, se fue.
Tan hermoso instante
 Cuando  contemplaba la tranquilidad de aquel tiempo.
 El río corre como siempre,
El bosque florece
 Y el desierto sigue inerte
 Como  en el  que no hay esperanza,
 Mi hermana juega a hacerse grande
 Con sus muñecas que sigilosas esperan en el sofá
 Y mi madre que cocina la rica avena que me alimenta,
 Mi padre con su lucha diaria  me enriquece
 Y aquel amor que siempre está.
 El sol, la luna y las estrellas que me dicen,
 Que nada cambia
 Que hay constancia
 Que Dios existe
  Que es posible vivir así,
 Con añoranzas
 Con la franqueza y el tesón que se requiere
 Porque la vida sigue.
  Porque el trabajo,
 Lo cotidiano,
  La fatiga
Lo necio
Y lo absurdo
Lo que compone esta estrategia.
 Y miro también la diferencia
 El murmullo y el canto nuevo
Que sin dudarlo es mejor
 Porque  lo vivo
 Y me admira la chispa espontanea
De lo bonito
 De la ternura
De la caricia
 Y me da risa
Por que se que es alegría.

Verónica Canela